miércoles, 15 de abril de 2020

Comparación entre países de contagios de COVID-19



Los gráficos que mostró el presidente Alberto Fernández en la noche del pasado viernes generaron cierta confusión, en especial uno que compara los contagios de COVID-19 entre varios países, entre ellos el nuestro. La confusión surge básicamente del truncamiento de la serie de datos, que fueron realizados en algunos casos sin mucho criterio, y de las etiquetas sin explicación (ni en el gráfico ni mencionada por AF en su exposición). En particular, el gráfico que compara la evolución de casos de COVID-19 en Argentina, Brasil, España, Italia y EE.UU, a primera vista parecen mostrar que la situación en España, y sobre todo en EE.UU, no es tan grave. En el caso de España, el problema fue que se truncó la curva incluso antes de que salga de la escala (esto fue definitivamente un error). En el caso de EE.UU, si bien la curva es correcta, describe un estadio muy temprano de la epidemia.
Si bien hay una buena explicación de Jorge Aliaga[1] acerca de esos gráficos, decidimos actualizar la serie y “corregir” los gráficos. Los datos que usamos en los siguientes gráficos vienen de la recopilación de un portal oficial de la Unión Europea[2].


Gráfico 1: evolución de cantidad de casos de COVID-19 desde el primer caso confirmado

Esta nueva versión del gráfico de contagios comparativo por países permite observar varias cosas: en primer lugar, se puede precisar el número de día a partir del primer caso confirmado en el que se disparó el contagio hacia un crecimiento más marcadamente exponencial. Argentina, a 42 días del primer caso registrado, cuenta con 2.272 (el pasado lunes, 13/04), mientras que, por ejemplo, España a 42 días tenía 3.004 pero ya se encontraba en medio de una expansión exponencial muy rápida, en la que pasó de 589 casos confirmados a 7.753 en sólo una semana. Es algo que puede suceder en Argentina si se libera la cuarentena; recordemos que en España se decreta el lockdown recién el día 44 con ya más de 5.000 casos. En segundo lugar, este gráfico comparativo muestra que EE.UU estuvo un relativo largo tiempo con muy pocos casos. En ese país pasó más de un mes (32 días, el primer caso fue el 21 de enero) con menos de 20 casos en total; esto indica que las primeras infecciones fueron muy bien contenidas. La expansión exponencial más marcada se da recién a partir del día 49 aproximadamente. En tercer lugar, si se observa la evolución por fecha (esto es, si comparamos en simultáneo los casos en los diversos países) vemos que en EE.UU la cantidad de casos despega poco después de que ocurriera lo mismo en Europa Occidental. Se puede afirmar que en EE.UU las infecciones que finalmente se salieron de control y se expandieron de manera exponencial ocurren como consecuencia del desborde en Europa Occidental, que a su vez fue consecuencia de la subestimación generalizada de la situación por parte de los gobiernos de esa región hasta bien entrado marzo. Al 18 de marzo, día 58 desde la primera infección y tres días después del lockdown en España, EE.UU tenía 2 casos confirmados cada 100.000 habitantes, en una semana pasó a 17 casos y en dos semanas a 58 casos cada 100.000 personas (los casos se multiplicaron 29 veces en sólo dos semanas). A su vez, las de Latinoamérica se dan como consecuencia de lo acontecido en Europa Occidental primero y en EE.UU un poco después.
A continuación, en un segundo gráfico, ilustramos esta comparación de la evolución de los contagios por fecha (no por días desde el primer contagio) Lo presentamos cada 100.000 habitantes para que entren dentro del mismo gráfico todas las líneas.


Gráfico 2: casos de COVID-19 cada 100.000 habitantes por fecha

Lo que se observa aquí es que, al 14 de abril, Estados Unidos cuenta con 178 casos cada 100.000 habitantes, pero esto implica un total de 582.594 infectadxs, mientras que en Argentina tenemos 5 cada 100.000 habitantes; España 363 (169.496 casos); Italia 264 (159.516 casos); Chile 40 (7.525 casos) y Brasil 11 (23.430 casos) Siguiendo la hipótesis de la concatenación, el incremento de casos en los países de la región y las pocas medidas de resguardo que estos toman, en especial Brasil, son señales de riesgo de un rebrote o segunda oleada de contagios. En síntesis, esto perfila un gran factor de presión para extender la cuarentena y mantener las fronteras cerradas por un plazo más largo aún.